En cuanto llegue todos me miraron con cara de
pocos amigos, así que Ricardo que estaba allí con signos de violencia dijo:
- No abras sido tú el que ha originado esto
verdad.
Dirigiéndose hacia a mí con paso rígido y
violento a la vez, pero yo tampoco me achantaba de personas como él.
Lucas - No, por supuesto que no, como iba a hacer
una cosa como esta, estaba loco.
Ricardo - Entonces como se han enterado que
estábamos aquí dime?
Me cogió de la camiseta, me miro con una cara
amenazadora y dijo:
- Como me entere yo de que has sido tú el
culpable, vas a saber lo que es mentirme.
Me aleje sin decir ni una palabra y me busque un
sitio para pasar el resto de la noche.
En ese momento me puse a buscar a uno de mis
amigos del refugio, porque a pesar de tener enemistades, tenía algún amigo que
me ofreció su amistad.
Me puse como loco a buscarlo por todo el
campamento improvisado, pero vi que no estaba y decidí irme a buscar a Daniela
así fuera lo último que hiciera, también pensándolo mejor podría ir con mi
madre, pedirle ayuda, por lo menos no sería una misión suicida.
Aunque ya estuvimos esa conversión antes y por
poco casi nos matan.
Por primera vez me sentí muy solo, ya no sabía
dónde iba a ir, así que me fui a buscar un sitio donde pudiera pensar.
Al fin encontré una cafetería entre y al camarero
le dije una tila.
Eso me ayudaría a pensar más rápido y me calmaría
los nervios del incendio.
Al rato vino con la tetera y una taza, por cierto
mal servido por que tenía todo mal situado, pero ahora eso no era lo más importante,
y me traslade al final de la cafetería en unos sillones antiguos rojos que
había antes.
Me senté y me puse a dar vueltas, de lo que
ocurrió en las últimas semanas, que fueron intensas entre unas cosas y otras.
Después de un rato ya me había tomado media tila
y ya estaba listo para pensar que hacer y mis próximos movimientos, lo malo que
todo lo que le había planteado a Ricardo no serviría de nada justo cuando era
un plan infalible.
Poco a poco vi cómo iba oscureciendo, y lo poco
que me quedaba para que el camarero me dijera que ya cerraban, y no había dado
con un plan.
Ahora tenía que centrarme donde pasaría la noche,
igual sería mejor sacarme un billete y regresar con mi madre.
Page la tila y me despedí diciendo adiós al camarero y me fui
directamente a la estación de bus y comprar el billete.
Cuando entre en la estación me vino un flashback
de lo que paso cuando vine con Daniela y esa niña, pero esta vez no había
nadie, saque el billete más temprano y me senté a esperar a que se hiciera la
hora para que el bus llegara al andén.
Como tenía que esperar varias horas decidí darme
una cabezada, en cuanto me repose entre dos asientos caí rendido sin ningún
esfuerzo y la verdad era normal, dos noches sin poder dormir ya era hora de que
recuperara fuerzas.
Y me adentre en un sitio desconocido y a la vez muy real.
Estaba en Medianoche con Daniela como si fuera el primer año que nos
veíamos a escondidas y nos escapamos para tener nuestra intimidad.
De pronto salió la niñita de la estación y no pude hacer nada para que
se me la llevara de mi lado, pero esta vez me esforzaría más, me levante del
primer empujón para que soltara a Daniela y ella me dijo
- Voy a estar bien no te preocupes.
Me desperté sobresaltado, con el cuello
totalmente húmedo por el sudor, mire el reloj y ya quedaba media hora para que
viniera el bus, así que fui a un baño me lave la cara y fui a buscar por donde
vendría el autobús.
Pero lo único que tenía en mente eran las últimas
palabras de Daniela, como grabadas a fuego en mi cabeza, una y otra vez me
venían a mi mente.
Así se me paso un rato con aquellas voces que no
me dejaban tranquilo así que cerré los ojos, me tranquilice y dije en mis
adentros:
- fuera de mi mente, no podéis estar ahí, así lo
repetí un par de veces mientras continuaban, esas voces hasta que al final se
fueron y vi al autobús que se dirigía hacia donde yo estaba.
Cuando el conductor se paró en número de plaza 27
me le acerque y le pregunte si era el autobús que iba a Francia, el muy
amable me dijo que si era este, y se fue hacia la puerta de entrada a las
taquillas supongo que tenía que ir a buscar las listas y demás cosas.
Y otra vez que quede solo unos instantes, porque después
empezaban a venir los pasajeros que iban a mi destino o alguna parada anterior
de donde yo me dirigía.
Seguía haciendo un frio terrible, yo que solo
tenía una chaqueta de verano y estábamos en pleno invierno, pero no me
preocupaba demasiado, además que dentro del bus estaba puesta la calefacción y
me podría recuperar de este frio.
Cuando vino el chofer, fui hacia él y le enseñe
el billete, y me dejo subir, al entrar me dio una sensación de bienestar,
estaba calentito y no iba a pasar frio durante el trayecto.
Me puse en mi asiento, por medio del bus, en el
número 22, y menos mal que no era ventanilla, que era la parte más fría por
causa de los cristales, por la cual se escapa el calor y se siente el frio de
afuera.
Continuara . . .
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